domingo, octubre 22, 2006

Divina locura

Divina locura, aquella que te permite ser tú, aquella que obliga a emerger la esencia escondida, reprimida, oculta... Sí divina locura que me llevo al encuentro, al momento donde el mundo desaparece y sólo estamos tú y yo.
Divina locura la que me embarga cada vez que te tengo frente a mi y en sólo un instante las distancias desaparecen, los espacios se llenan tanto que se desbordan, que fluyen y siguen el camino marcado...
Divina locura la que tu proximidad provoca, sonrojos apasionados, suspiros entrecortados, anhelos hechos realidad.
Divina locura la que expresas, gritas, defines, susurras en mi oído acelerando el pulso, latiendo desbocado el corazón y alcanzando el cielo en medio del furor un amor, una entrega y dos cuerpos.

¿A dónde?

Haciendo un alto en la esquina, se detiene, mira en los cuatro costados y no sabe a dónde ir... No... sí sabe hay una dirección correcta, otra imaginada, una más negativa y la última inventada.
Lo más lógico sería ir en la dirección correcta, en la que todos esperan que vayan, pero las otras tres le atraen bastante.
Las otras son desconocidas, inexploradas, riesgosas y muy atrayentes.La imaginada representa los anhelos más recónditos del corazón, los deseos de la pasión, los sueños queriendo convertirse en realidad. La negativa es la opuesta a la correcta, donde más obstáculos va a encontrar, donde no debe ir pero donde más le atrae.
La inventada le sirve de pretexto para justificar las decisiones mal tomadas, de argumentación para explicar cuando se daño a alguien en el camino, de pompas de jabón que sólo cubren en el momento los ojos pero luego se evaporan en el aire.
¿Qué dirección tomarías tú?

Crepúsculo de sueños

En la penumbra de mis sueños
surge tu presencia en arrobo
con la mirada en hechizo
y a punto de estallar el beso.

Me ciño a ti con el ansia
de sentirte y de tenerte
para envolverme en tu aliento
para fundirme en tu cuerpo.

Y ahí entre dormir y soñar
vuelves a ser de mi
de pertenencia absoluta
de amor incondicional.

Así cada madrugada
y a punto de llegar el alba
te vas para regresar
con el alma en la mañana.

Para envolverte de estrellas
acompañarte de luna
y de puntillas sin huellas
venir a mecer mi cuna.