jueves, diciembre 29, 2005

El pasado ya no vuelve

El pasado ya no vuelve
se queda atrás
es como la lluvia
que una vez caída
no regresa a la nube
ni el río regresa en su cauce
ni la vida vuelve atrás
ni el tiempo retrocede.

El pasado ya no vuelve
los sentimientos se van
las emociones terminan
el llanto se evapora
el dolor se mitiga
y el cariño se esfuma.

El pasado ya no vuelve
y no retrocederé
seguiré adelante
viviendo cada momento
que no olvidaré jamás...

lunes, diciembre 26, 2005

El falaz enemigo del amor

El amor huye y se esconde ante la pasiva voluntad
se evapora como rocío mañanero frente a la aurora
se filtra entre la tierra buscando su verdad
buscando su lugar, la pertenencia que añorara
y que en su idílica imaginación creyó encontrada.

Enemigo implacable de la veracidad es el mentir
que vistiéndose de juicios y de visiones imparciales
justifica la acción ruin y vil, asumiéndose cual mártir
al expresar con fingido dolor y lágrimas sus males
mientras su mano se mantiene firme para el golpe infringir.

Tanto daña la mentira como el rechazo y la indiferencia
a un corazón enamorado que lo da todo sin limites
cuyo pecado es amar y desear con impaciencia
entregarse a quien le provoca tales emociones
sin imaginar ni sospechar que le mienten con malicia.

El amor no sabe de dobleces, no sabe de quimeras…
sólo de hechos, de expresiones dichas y creídas
de caricias, de besos, de la pasión encendida
anhelando renovarse con cada amanecer todos los días
y de llenarse de motivos nuevos de por vida.

La falsedad y el amor no pueden coexistir
son como líneas paralelas donde nunca habrá unidad
tienen diferentes metas a llegar y vías a seguir
una es toda careta, el otro autentica realidad
excluyentes es como se les puede definir.

Pero el amor no se rinde, no ante la perversidad
busca el cobijo del cariño, la certidumbre de la pasión,
la protección de la ternura y el apego de verdad
en la correspondencia absoluta, en la solidaria aceptación
del uno por el otro como legitima unidad.

martes, diciembre 20, 2005

Presente continuo

En el suave fluir de los momentos
fugaces eslabones de existencia
al arrullo de eternos sentimientos
el amor desespera con paciencia.

Ese suspiro que estremece el alma
apreciado como suave cosquilleo
que hace al corazón latir con calma
y a veces con un fuerte golpeteo.

El discurrir de intensas emociones
descubre al cariño y la ternura
despertando del sueño a las pasiones
de avivado deseo con premura.

Amar se concretiza en un beso
un abrazo de estrecha cercanía
derramando miradas de embeleso
y caricias con inmensa alegría.

Amor y deseo intensificados
y en la cúspide suprema la pasión
soñando en la emoción ilusionados
en señal de constante innovación.

El amor es un continuo presente
y al pretérito debemos evitar
para no vivir de ilusión tendiente
y al amor en ciernes olvidar.

domingo, diciembre 18, 2005

Bajo el árbol de Navidad quiero encontrar...

Cascabeles que en tintineo armonioso
arrullen y mezan inocentes fantasías
de inimaginable encarnación de alegorías
en un sueño real alegre y bullicioso.

Copos de nieve y suspiros de esperanza
por el mundo, su bienestar y la paz
en una realidad efectiva, no falaz
con sinceridad, honestidad sin alabanza.

Chocolates, caramelos y bombones
que terminen con angustia y soledad,
en la más perfecta afinidad
sin quimeras ni promesas, sólo acciones.

Esferas de brillante y colorido cristal
que cada día renueven la confianza
como en la más perfecta danza
haciendo este momento más cordial.

Pero si sólo hay desesos bajo el arbolito
y mi más grande anhelo es tu cercanía
te estrecharé con toda alevosía
y dejaré todo en manos del bendito.

jueves, diciembre 15, 2005

Viajando por tu cuerpo

Tu territorio invita a la aventura
a descubrirte en búsqueda continua
tramontar tus fronteras sin censura
en cabal coincidencia nunca ambigua.

Parto de tus labios, con un beso
suave al principio y pasional después
cuyo dulzor me agita de embeleso
cual melódicas notas de minués.

Tu aliento enerva y abre mis sentidos,
el contacto reclama tu presencia
con bellos sentimientos bendecidos
del amor que me das por excelencia.

Ahora entre tus brazos yo me pierdo
en el calor de tu piel que me cautiva
que asumo en la ternura y por acuerdo
de darte la pasión que me motiva.

Mi voluntad hoy es pertenecerte
darte mi ser total, enamorada
absorta en la mirada que divierte
y en la luz que despide la alborada.

miércoles, diciembre 14, 2005

Cuento


Era un día soleado y brillante. El sol caía a plomo, sin embargo, no hacía calor, más bien sentí una especie de calidez muy agradable. Estaba sentada en un banco de piedra, bastante cómodo por cierto, recargada y con las piernas estiradas sobre el pasto. Podía escuchar con claridad el trino de los pájaros y seguir sus trayectorias para descubrir sus nidos escondidos entre las ramas de los árboles. Podía oler la hierba y sentir la humedad del ambiente. Podría decir que mis cinco sentidos estaban disfrutando de aquella tarde.
Entonces sucedió algo que no encajaba, que no combinaba con aquel cuadro: de entre las raíces salieron dos seres pequeñitos que estaban discutiendo, gesticulando y manoteando. Mi primera impresión fue que mi mente estaba creando esa escena, pero podía escucharlos y sentirlos porque ambos estaban peleándose sobre mis tobillos.
Tuve que intervenir en la discusión. Primero pedí que dejaran de golpearse y golpearme y después pregunté, qué estaba sucediendo. Los pequeños, por un momento se olvidaron de su pelea y me miraron con asombro, no se habían dado cuenta de mi presencia. Así que, pidieron disculpas por el escándalo y por si me habían lastimado. La razón de su pelea era sobre quién era más alto y quién podía brincar más lejos. El primero de ellos, que tenía una gran boina roja en la cabeza y una barba que le llegaba hasta la cintura, se decía el más alto; el segundo, vestido de chaleco azul y bombachos amarillos, decía qué brincaba más lejos.
Por un momento no puede entender cuál era la discrepancia que tenían, ya que no había punto de comparación: uno era alto y el otro brinca más lejos. Pero de repente me di cuenta que aquellos seres tenían una forma diferente de ver las cosas, marcos de referencia distintos a los míos, por tanto, era muy difícil tratar de ayudarlos.
Después pensé que si les ofrecía algo con qué comparar, ambos quedarían satisfechos. Así que quité una cinta de mi tenis y pedí al primer hombrecito que se parara a un lado para poderlo medir; él se irguió lo más que pudo y lo alto de su cabeza llegó hasta la mitad. Luego, medí al segundo hombrecito, que se quedó por debajo de la mitad de la cinta, por tanto el de la boina roja efectivamente era el más alto. Luego le pedí al hombrecito de los bombachos amarillos que saltara y que yo mediría su mejor salto. Y sí, el hombrecito saltó el equivalente a tres cuartos de la cinta. Y de la misma forma le pedí al hombrecito de la boina roja que saltara. Su salto apenas llegó a la mitad, conclusión, el segundo hombrecito, el de los bombachos amarillos, era el que saltaba más lejos.
Ambos personajes se mostraron satisfechos con el proceso y se marcharon perdiéndose entre las raíces del árbol.
Pensé: hoy hice mi buena acción del día. Luego, como un torrente me llegaron ideas, ¿por qué no preguntaste quienes eran?, ¿de dónde venían?, ¿por qué tenían ese tamaño?… Tuve el impulso de buscar a los hombrecitos entre las raíces del árbol cuando empecé a escuchar al locutor de radio comentar acerca de las altas temperaturas que sufren las personas que viven en el norte del país, sobre la corrupción, el alza de los precios… Creí que todo aquello estaba fuera de lugar, cuando mi mamá entró como tromba en la habitación, dijo “No has escuchado la radio, son las 7:30, vas a llegar tarde a la escuela” Sí, tal como lo has deducido, estuve soñando todo el tiempo.

Historia de un primer encuentro

Entra una mujer a restaurante, se acerca el capitán de meseros y con solicitud se pone a su servicio -Mesa para dos personas por favor en área de no fumadores- el capitán asienta y le indica que lo siga.
La guía por entre las mesas y mientras camina piensa que la hora de su cita se acerca. Al mismo tiempo escucha una pareja discutiendo acerca de lo mucho que se ha gastado en las fiestas navideñas; otra pareja más adelante se miran a los ojos y derrochan miel, uf <>; más allá esta un grupo de amigas, ocho en total, diferentes edades, complexiones, apariencias, pero tienen en común la sonrisa, la mirada pícara que produce el hablar del ausente o la ausente, el chisme diría mi abuela.
Por fín llega a su mesa, -mientras llega su acompañante le puedo servir algo de tomar?- pregunta el capitán, -si fuera tan amable café por favor.
El capitán se retira y gira las órdenes pertinentes a la mesera, a cuya área pertenece la mesa donde la mujer se ha sentado.
Se mira nerviosa, mientras le sirven el café y ella le agrega el azúcar, su mano tiembla; constantemente mira hacia la puerta principal, obviamente esperando ver entrar a una persona conocida.
Pasan los minutos lentamente, 5, 10, 15 minutos, cuando ella ve que ingresa al lugar un hombre alto. -Debe ser él- piensa -Sí, definitivamente es muy alto y está buscando a alguien, debo esperar que mire hacia acá y ver si me reconoce... Sí es él, ¡me ha reconocido!, me sonríe viene hacia acá. No puedo pensar, no debo pensar, ¡hey! despierta por supuesto que debes pensar, ¿qué vas a hacer ahora? quedarte como tonta ahí sentada ¡No! vamos actúa y no pienses sólo actúa.
La mujer se ha puesto de pie, bueno es un decir, realmente no es muy alta apenas rebasa en unos cuántos centímetros del metro y medio; se nota nerviosa, muy nerviosa pero también refleja en su cara... hum no exactamente gusto o alegría, más bien felicidad, sí esa es la descripción exacta felicidad: sus ojos brillan, no mira a las demás personas sólo se concentra en esa figura que se aproxima.
Él también sonríe, al igual que ella está nervioso, pero se le ve feliz; camina hacia la mujer y se detiene unos centímetros antes de llegar a ella. Ambos se miran, se observan, pero no buscando descubrir algo escondido, sino hablando con las miradas y más allá de ellas.
Es un momento mágico, no escuchan a las personas que están en el restaurante, no se dieron cuenta que un niño en la mesa próxima, hacía tremendo berrinche frente a sus padres; no escucharon como la pareja que discutía sobre los gastos de fin de año habían empezado a subir el volumen de su discusión. No escucharon absolutamente nada, sólo estaban ellos dos ahí.
Se rompe el silencio por parte de él, al tiempo que se acerca y ofrece sus manos en un saludo -hola mi amor- la reacción de la mujer es totalmente inesperada sus ojos se inundan de lágrimas, pero no de tristeza, sino de alegría, su sonrisa empieza a crecer y de improviso literalmente se lanza sobre el hombre que la ha saludado y lo abraza. Se estrecha fuertemente a él rodeándolo con sus brazos y depositando sus manos en la espalda masculina. El hombre está sorprendido, al mismo tiempo halagado y tiembla como una hoja mecida por el viento. No sabe que hacer con sus manos, luego reacciona y estrecha a la pequeña mujer que ahora practicamente se pierde entre sus brazos. Ella escucha el latir del corazón de ese hombre tan esperado, percibe el aroma tan añorado, siente la protección el cobijo, el calor, el amor que le proporcionan esos brazos. No piensa, no razona, sólo siente, y en ese sentir se da cuenta que el hombre está inclinando su cabeza hacia ella, al mismo tiempo que la estrecha más como si quisiera fundirse con ella. Entonces la mujer, decide dejar por un momento el pecho en que está recargada para mirarlo. Presiente lo que viene, lo ha anhelado tanto que ahora no sabe que hacer, sólo se pierde en la mirada que la envuelve, la subyuga, la hipnotiza cuando siente esos labios apenas rozando los suyos. Cierra los ojos y siente como si estuviera vibrando, pero él vibra junto ella, como si estuvieran en la misma frecuencia. Abre los ojos cuando esos labios se retiran para encontrarse de nuevo con esa mirada, ahora es él quien cierra los ojos y de nuevo se acerca a ella para besarla de nuevo, pero con un beso diferente más profundo, más íntimo, más sensual.

martes, diciembre 13, 2005

Dudas

Por qué dudas, si le amas,
Por qué dudas, si le extrañas,
Por qué dudas, si hay confianza…

Qué pasa por tu cabeza
cuando hay silencio,
Cuando no hay certidumbre,
cuando no sabes que va a suceder

Pasa la vida como un flujo
al que no puedes detener
Al que no puedes controlar,
al que no debes dirigir.

Estás en el flujo y fuera de él,
Lo observas y lo sientes,
eres juez y parte.

Así es el amor:
paradójico, ilógico, incoherente
pero al mismo tiempo
es hermoso, divino, casi inconcebible.

Como un sueño real,
como una ficción verídica,
Como una obsesión lógica,
Entonces…
¿Por qué te preocupa dudar?
La duda es parte de la paradoja,
es complemento de la certeza,
Es parte del sentir y del vivir,
del amar y del sufrir,
del querer y del morir…

El silencio

El silencio es el no sonido,
el no palabras, el vacío,
el olvido y el dolor.
La memoria no lo entiende,
la razón lo rechaza,
el corazón lo sufre
y al alma mata.

El silencio es nostalgia
y también melancolía
lágrimas y suspiros
por la ilusión perdida
muerta ante lo real
sólo mentiras.

Dime...

Dime que no me extrañas y olvidaré
los momentos compartidos
las promesas proferidas
y los besos dormidos.

Dime que no me quieres y desconoceré
las caricias entregadas
los pensamientos vertidos
las pieles abrazadas.

Dime que no me añoras y evitaré
pensar en ti a cada momento
sentir como la pasión embarga
cuando de ti mi cuerpo está exento.

Dime que me has mentido
que el deseo tu mente nubló
pero tu corazón atrevido
simplemente olvidó,
dime que no me amas y me iré…

¿Por qué amo a quien no debo?

Una adolescente típica a punto de cumplir quince años, cursando la secundaria, aprendió de la forma más cruel lo que era el amor. Palabra con distintos significados, que empezaba a tener sentido para ella, por las sensaciones que estaba experimentando.
Un día descubrió que su profesor de química tenía una linda sonrisa y unos ojos muy picaros; por lo que pensó que era muy guapo y agradable. Le gustaba estar cerca de él, escucharlo verlo simplemente. El profesor no se dio cuenta de tal impacto, o si lo hizo su actitud no fue muy honesta que digamos.
Era alto, fornido, moreno de cabello lacio indomable y con un gran bigote. Siempre vestía de manera formal y exponía sus clases con gran profesionalismo, tenía carisma, era un excelente profesor. Pero al mismo tiempo gustaba de bromear con sus alumnas, dado que era un colegio para señoritas y siendo él uno de los pocos varones que entraba a la escuela, obviamente siempre estaba rodeado de mujeres.
Le gustaba bromear con todas ellas, guiñar un ojo, tocar las manos o el brazo cuando hablaba con alguien, haciendo parecer su conducta como normal y muy propia de él.
Entonces fue que la adolescente ingresó a aquel grupo que rodeaba al profesor durante los recesos o el descanso. Participaba del juego e intercambiaba bromas… y entonces fue que se enamoró; no podía asegurar el momento exacto, sólo de repente quedó atrapada por aquella mirada, por aquella sonrisa, donde el resto del mundo desapareció.
Se veía en sus ojos, necesitaba de su presencia para seguir viviendo, escuchar su voz y esperar una palabra, algo de él.
La esperanza persistió pero el deseo nunca se cumplió. El profesor sólo jugaba, bromeaba con todas y con ninguna, desde su perspectiva; él simplemente era amable, galante y coqueto.
Esa conducta formaba parte de su personalidad y no tuvo conciencia de las sensaciones que despertó en aquella adolescente que lo miraba con adoración, pendiente de sus palabras, cuya interpretación la transportaban a un mundo fantástico que ella construía cada día. En ese mundo el profesor le hablaba de amor, diciendo aquellas frases que ella espera escuchar; la besaba como ella deseaba que lo hiciera y la abraza con la intensidad que ella añoraba.
Entre la actitud del profesor, alimentando aquella fantasía con frases y bromas, y la alumna enamorada, se creó un noviazgo ficticio. Ella estaba segura que el profesor en cualquier momento se le declararía, le pediría matrimonio y se iría con él. No especulaba acerca de otro tipo de relación, simplemente esperaba lo mismo que todas las adolescentes: el príncipe azul montado en un caballo blanco, como única meta de felicidad.
Pero el encanto se terminó bruscamente. Resulta que todas aquellas frases que el profesor le decía, no eran para ella ni se referían a ella; sino a alguien más… Estaba tan ciega que cuando alguien tuvo el valor de decírselo, no lo creyó, no era posible; él era el amor de su vida, se lo había dado a entender siempre… Si se lo había dado a entender, pero nunca se lo dijo directamente. Ella creía… ella pensaba… pero para él sólo era una alumna más que conformaba parte del grupo con el que flirteaba. Cuándo aceptó ella la verdadera situación… cuando lo vio al pie del altar esperando a su futura esposa.
Que sucedió con la adolescente y su profesor? No existía la más mínima posibilidad de existir una relación, sería amoral y no bien vista. Pero quién inventó esa regla? Quién estableció qué condiciones y qué roles deben jugar las personas que pueden enamorarse, y cuáles no pueden? Acaso quién juzga sabe exactamente la magnitud del daño sufrido por la adolescente? O en el caso de profesor, acaso tuvo conciencia de cómo le echaba a perder su vida a una chica, sólo para alimentar su ego?
Podríamos concluir diciendo que la vida es injusta, que a unos les toca perder y a otros ganar, pero repito en algún lado están escritas estas reglas? O sólo nos encontramos ante una costumbre, creencia o tradición que se ha naturalizado de tal forma, que se reacciona ante tal prescripción como algo que no puede modificarse.
Desechemos esta conclusión y vayamos a otra distinta. El día que hombres y mujeres hablemos de lo que percibimos y sentimos, con honestidad, estas situaciones cambiaran. El día que nos atrevamos a ir contra las reglas, el tabú, el pecado, el miedo a la marginación social; ese día las relaciones entre los sexos tendrán posibilidades de transformarse. Mientras tanto seguiremos reproduciendo los esquemas echándonos a perder la vida unos a otros.
Si vislumbráramos la vida de otra forma, más abierta, menos racional y más emotiva entonces no tendríamos el conflicto entre lo que debe ser y lo que es, entre lo moral y lo amoral, entre lo que pensamos y lo que sentimos…
El principio
Este es el inicio ¿de qué? de Liliou. Probablemente el nombre sea conocido... perteneció a la última reina de Hawii, Lilioukalani por ahí de finales del siglo XIX. Yo también me sorprendí no conocía esa información, pero llegué a ella por una casualidad.
Como la mayoría de las personas que no dominamos el inglés, utilizo con frecuencia el diccionario sobre todo en lecturas técnicas, y para cuando el diccionario no me ayuda entonces tengo uno inglés-inglés, ja, ja, ja, no es broma; en ocasiones es más fácil entender el significado de un vocablo leyéndolo en inglés. Pues estaba consultando ese diccionario cuando me encontré con la fotografía de la reina Lilioukalani, mi sorpresa fue mayúscula porque la mujer ¡se parece a mi! desde entonces me he sentido identificada con ella y he utilizado su nombre como nick en algunos foros en los que escribo.
Ahora ya saben quien es Lilioukalani, pero detrás de ella, estoy yo la que escribe... la que se expresa a veces en prosa, a veces en verso.